A pesar de la tregua de una semana del pasado noviembre entre Hamás e Israel, el conflicto no ha dejado de escalar. Sin ir más lejos, Netanyahu ha defendido su ansia por una “limpieza étnica de Gaza”. La muerte del número dos de Hamás, los ataques de Irán perpetrados por el ISIS, los rebeldes hutíes intensificando ataques contra barcos en el Mar Rojo en defensa del pueblo palestino, o la muerte del alto comandante de la milicia chií libanesa Hezbolá son algunos de los acontecimientos más importantes que se han producido en estas últimas semanas.
La guerra entre Israel y Palestina, como ya explicamos en Simple Política, se remonta a la reclamación de Jerusalén como territorio propio por ambas partes. No obstante, a raíz del origen del “movimiento sionista” y los acuerdos secretos de Sykes-Pikot y la Declaración Balfour a inicios del siglo XX, las tensiones se han ido agravando y han permanecido latentes hasta nuestros días. El 7 de octubre de 2023, el grupo paramilitar árabe sunita Hamás lanzó un ataque contra Israel y capturó a un gran número de rehenes, lo que provocó que el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, declarase el estado de guerra.
El poder de Hezbolá
El pasado 8 de enero de 2024, a raíz de un supuesto ataque israelí, murió Wissam al Tawil, alto comandante de Hezbolá. Al Tawil se encontraba en un vehículo que fue atacado por tropas israelís y lo ha convertido en el mayor rango asesinado en el Líbano. Con él, ya son más de 130 combatientes que han muerto en ataques israelíes desde que el conflicto se extendió a sus fronteras en el sur. Todo esto provoca que se siga aumentando la tensión contra Israel y un apoyo más fuerte a Hamás.
El grupo libanés chií Hezbolá, con brazo tanto político como militar, cuenta con el respaldo de Irán y cada vez está obteniendo un papel más importante en este conflicto liberado en Oriente Medio. Es una pieza clave por su alianza con Hamás, la milicia palestina que tiene el control de facto de la Franja de Gaza, considerada terrorista por la esfera internacional. Si bien Hamás es suní y Hezbolá chií, ambos movimientos cuentan con unos vínculos amistosos con Irán y un enemigo común: Israel. “Es el enemigo odiado contra quien tenemos que luchar hasta que los odiados obtengan lo que merecen”, relata el manifiesto fundacional de Hezbolá acerca de Israel.
La influencia de Irán
El Ministerio de Defensa de Israel ya habla de una guerra de más de un frente y el primer ministro israelí Netanyahu ha mencionado su intención de expandir el conflicto actual contra Palestina a toda la región, incluido Irán.
Este país, con gobierno teocrático y líder islámico, es el principal financiador de Hezbolá desde sus inicios y uno de sus mayores proveedores tanto financiero como armamentístico. Ambos cuentan con una oposición dura contra Israel por sus antecedentes históricos y comparten la religión musulmana de la rama chií. Todo este entrenamiento y fondo que obtiene este grupo paramilitar permite un aumento de la violencia contra Israel en medio de este conflicto.
Si bien Netanyahu ha manifestado su intención de esta escalada del conflicto a fronteras internacionales de Oriente Próximo, no cuenta con muchos apoyos por parte de su población, con una tercera parte que quiere que dimita cuanto antes, incluso en medio de la guerra. Asimismo, Estados Unidos, mayor aliado de Israel, ha presionado para que el conflicto termine a principios de este año 2024, no solo por un intento de disminuir su presencia en esta parte del mundo, sino por posibles consecuencias que pueda tener de cara a las elecciones de su país a finales de año.
Hutíes y el Mar Rojo
A principios del pasado diciembre, los hutíes lanzaron cuatro ataques contra diferentes embarcaciones supuestamente israelíes en el Mar Rojo desde Hodeidah, un puerto que controlan. Estos ataques hacen que los barcos deban buscar una nueva ruta, que añada tiempo y coste, y que ha provocado un gran daño en la economía por el aumento de precios, como el del petróleo. Los hutíes, uno de los bandos de la guerra civil en la que se encuentra Yemen desde 2014, insisten en mantener sus ataques hasta que Gaza reciba ayuda humanitaria e Israel permita la entrada de alimentos y medicinas, mientras causan consecuencias económicas a los aliados de este.
El Mar Rojo es una ruta clave, ya que por ahí transita aproximadamente el 15 % del comercio global. De hecho, cuatro de las cinco principales empresas navieras del mundo (Maersk, Hapag-Lloyd, CMA CGM Group y Evergreen) han manifestado la suspensión de sus envíos por el Mar Rojo por temores de ataques hutíes. Ante esto, en diciembre se puso en marcha la Operación Prosperity Guardian, una coalición militar liderada por Estados Unidos (a la que España rechazó adherirse) para frenar las amenazas de las fuerzas hutíes.
En marzo del 2021 se produjo un bloqueo en el Canal de Suez a raíz de que un buque portacontenedores, Ever Given, se quedase atascado y provocase una obstrucción del canal y una interrupción del tráfico marítimo de una zona esencial, al ser una de las rutas comerciales más importantes del mundo. Esto produjo pérdidas de millones de dólares al día, lo mismo que está ocurriendo ahora en el estrecho de Bab-el-Mandeb, que es ahora un frente más en la escalada del conflicto entre Israel y Palestina.
El terrorismo de ISIS
A principios de 2024 se produjeron una serie de explosiones letales que dejó casi un centenar de muertos. Esto se produjo en un acto conmemorativo de la muerte de Qasem Soleimani, uno de los hombres más poderosos de Irán, cuya autoría ha sido reclamada por ISIS. En un comunicado afirmaron que habían detonado dos cinturones explosivos en medio de la multitud, aunque no han ofrecido más pruebas, lo que ha llamado la atención de muchos estados. Este ataque se suma a tantos otros por la escalada de las tensiones entre Israel y Gaza.
En un primer momento, Teherán acusó a Israel de ser responsable de estos ataques, a lo que tanto Estados Unidos como el ejército israelí negaron. De hecho, Washington ha defendido la autoría de ISIS de este acto por parecerse a otros atentados cometidos en el pasado. Estas explosiones tuvieron lugar un día después de la muerte del número dos de Hamás, del que las autoridades libanesas y palestinas acusan a Israel. Se considera el ataque más mortífero ocurrido en Irán desde su revolución de 1979.
De hecho, no es tan enrevesado creer que no ha sido un acto cometido por Israel, ya que uno de los enemigos del ISIS es Irán. Este país tiene un gobierno chií, mientras que el ISIS sigue una interpretación del islam suní. Estas divergencias sectarias han conducido a diversas fuentes de tensiones y a posteriores ataques contra chiitas. Asimismo, Irán es uno de los países que ha contribuido a la lucha de la eliminación de este grupo y ha apoyado abiertamente a los gobiernos tanto de Irak como de Siria.