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536 ¿Por qué el 25% de castellano en las aulas catalanas ha generado polémica?

Esta semana el Parlament catalán vota una reforma legal que incorporaría, en parte, la sentencia que obliga a los centros educativos a ofrecer un 25% de asignaturas en castellano. Algunos argumentan que se carga el modelo de inmersión lingüística y el debate político sobre el tema ha vuelto a encenderse. Damos tres claves para entender en qué punto se encuentra la situación.

Primera clave: el origen de la polémica del 25% de castellano

No quiero entretenerme demasiado en este episodio hablando del modelo de inmersión lingüística en Catalunya. Lo explicamos con detalle en el episodio 158 así que os animo a que recuperéis el episodio. Pero en resumen es un modelo que funciona en Catalunya desde los años 80 y que trata de responder a la necesidad que se detectaba en aquella época de cuidar el catalán, especialmente en zonas que desde años antes estaban recibiendo una fuerte inmigración procedente de otras partes de España.

La idea, muy simplificada, es que el catalán sea lengua vehicular, esto es, que la educación en los colegios e institutos sea en catalán. De esta manera compensas el poco uso que en ciertas zonas de Catalunya se le da al catalán en casa, en el trabajo, en las plazas, etc. Con un uso intensivo en el colegio que, como mínimo, te garantiza que las generaciones jóvenes conocen el idioma y lo han practicado y oído durante años.

El 25% de castellano como arma política

Como todo en esta vida, la inmersión lingüística siempre ha tenido detractores, pero se convierte sobre todo en arma política a partir de 2006. Se presenta a las elecciones autonómicas un nuevo partido, Ciutadans, liderado por un joven Albert Rivera que busca un hueco en la esfera política catalana separándose de todo de lo que había en ese momento. Poniendo como eje central de su campaña el bilingüismo y los problemas que, según el partido, derivan del nacionalismo catalán.

Así, la inmersión lingüística es claramente un obstáculo para garantizar un bilingüismo real. Es entonces cuando empiezan las campañas sobre un castellano amenazado en Catalunya, en especial en las aulas.

El crecimiento de Ciutadans en Catalunya, después también en España, lo acompaña un incremento de preguntas parlamentarias, debates, intervenciones en los medios, entre otros. En ellos se pone en cuestión el modelo de inmersión lingüística. El estallido del procés independentista a finales de 2012, ayudó a que el debate sobre el castellano en las aulas estuviese en boca de todos. También en boca del gobierno español de Mariano Rajoy. 

Recordad al Ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert en el Congreso diciendo que el objetivo era españolizar a los niños catalanes. Y mientras, en la práctica, el modelo funcionaba a medias. Como reconocen algunos docentes, hay entornos que por la procedencia de los alumnos y el contexto sociodemográfico, es complejo que todas las clases sean en catalán y cumplir con todo lo que supone el modelo.

Con el tiempo llegamos a la parte judicial. La Ley Wert educativa que obliga a que los alumnos reciban la enseñanza en ambas lenguas, denuncias de asociaciones y también de algunos padres…

Empezaron a llegar algunas sentencias. Informaba hace un tiempo ElDiario.es de que en algunos colegios e institutos una sola familia reclamaba la escolarización bilingüe para sus hijos. La Justicia estaba adoptando como buena una sentencia para que aproximadamente el 25% de las clases se hiciesen en castellano. Para finales de 2021, había casi una veintena de centros educativos en los que habían recibido una reclamación de este tipo.

En paralelo, y desde 2015, el gobierno, entonces todavía de Mariano Rajoy, había demandado a la Generalitat para que aplicase esa LOMCE o Ley Wert. Dicha ley obligaba a que los alumnos recibiesen la educación en todos los idiomas oficiales.

Segunda clave: Canet de Mar y la sentencia del Tribunal Supremo

En diciembre de 2020, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya emite sentencia sobre esa demanda o recurso que la Abogacía del Estado había hecho en 2015. En concreto, el Tribunal sentenciaba que en todos los centros educativos catalanes debía darse, como mínimo, un 25% de las clases en castellano.

Por un lado, la sentencia consideraba que en los centros el uso del castellano era “residual” y, por el otro, aunque nadie había pedido fijar un porcentaje, argumentaban que establecían el 25% de horas lectivas. De forma que se incluían no solo las clases de castellano sino también alguna otra asignatura.

Las reacciones en Catalunya fueron dispares: PP y Ciudadanos celebran la sentencia. Los independentistas denuncian un ataque gravísimo contra el catalán y un modelo de escuela que para ellos funciona… y PSC y En Comú en una posición algo incómoda.

La cuestión es que la Generalitat recurre la sentencia. A finales de noviembre de 2021, casi un año después, el Tribunal Supremo decide que no admite el recurso de la Generalitat y, por lo tanto, deja consolidada la sentencia que obliga al 25% de castellano en las aulas.

¿Primer encontronazo? Canet de Mar

Este pasado mes de diciembre, la escuela Turó del Drac de Canet de Mar recibe una orden judicial para impartir el 25% de clases en castellano a raíz de la petición de una familia.

Fue entonces cuando se desató una tormenta política. Hablamos de manifestaciones en favor de mantener las clases en catalán con el apoyo del Govern catalán y las entidades y asociaciones independentistas, junto a muchas de padres, madres y docentes. Mientras que había medios y partidos españoles criticando la reacción oficial y denunciando una campaña de acoso contra el niño de dicha familia. 

Con la sentencia firme y aunque desde el propio Ejecutivo se habla de no acatar la sentencia, el conseller de Educació, Josep González Cambray, es consciente de que la orden es que el propio Govern y la legislación catalana se adapten a la sentencia. A finales de enero, la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, ahora ya con todo aclarado por parte del Tribunal Supremo, le da dos meses a la Conselleria de Educació para aplicar el 25% de castellano en las aulas.

Tercera clave: el pacto a medias

A punto de terminarse el plazo de dos meses, se busca un cambio legislativo que, por un lado, cumpla de alguna manera con la sentencia judicial pero, por otro, no se cargue el modelo de inmersión lingüística.

Es así como llegamos al 24 de marzo y a un pacto entre ERC, Junts per Catalunya, PSC y los comunes, la rama catalana de Podemos. 

Lo más importante del pacto es que se reconoce por ley al castellano como lengua de uso en la escuela. El pacto consiste en cambiar el artículo 21 de la Ley de política lingüística, que hasta entonces reconocía la catalana como la lengua vehicular del sistema educativo que ahora incorpora al castellano. Aunque no dice en qué %, lo deja todo en manos de lo que se llama proyectos lingüísticos de los centros educativos. Esto también ha sido tema fuerte de debate porque pasa un poco la pelota a los directores y responsables de los institutos.

Pongamos contexto: en las últimas semanas ha habido huelgas y manifestaciones en la educación catalana contra el plan educativo para el próximo curso escolar. Esto es una gota más, un tema más de carga y polémica y crítica por parte de los docentes y la dirección de los centros.

La cuestión, volviendo al pacto: ERC, Junts, PSC y Comunes pactan este cambio, con el que confían en que el Tribunal Superior de Justicia quedará satisfecho porque abre de par en par la puerta a que el castellano sea usado en las aulas.

Aunque los partidos independentistas del gobierno aseguraban que esto garantizaba el modelo de inmersión y que los centros tendrán herramientas para esquivar lo del 25% las redes sociales no tardan en arder. La comunidad educativa pone el grito en el cielo. Y un sector independentista, también. 

Visto lo visto, a las pocas horas, Junts ya se desmarcaba del pacto y dejaba congelado su apoyo al mismo. El argumento no era que había independentistas criticando sino que debía buscarse el consenso con la comunidad educativa.

A todo esto, no hemos comentado que el otro partido independentista, la CUP, se ha mostrado desde un primer momento en contra de este pacto. Apostaba por  desobedecer la sentencia judicial e incluso blindar aún más por ley el uso del catalán.

¿Por qué hablamos del tema del 25% de castellano en las aulas hoy?

Porque esta modificación de la Ley de Política Lingüística se vota en el Pleno del Parlament de esta semana. Y como vemos, estamos hablando de un tema que especialmente desde hace 15 años se ha vuelto muy delicado como arma política. 

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Periodista.

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