Las relaciones internacionales y la geopolítica mundial, es pura hipocresía. Multitud de episodios, de ejemplos, nos indican que el “por interés te quiero Andrés” es algo dominante. Y esto no va de color político, de un país concreto ni nada parecido. Va de maximizar la utilidad de tus esfuerzos diplomáticos. Las relaciones internacionales se basan en “intereses permanentes” y los amigos y enemigos van cambiando. La guerra en Ucrania nos deja los últimos ejemplos de una forma de hacer geopolítica que ya es clásica.
Hoy, en Simple Política: la hipocresía en las relaciones internacionales
¿Cómo funcionan las relaciones internacionales?
Dejadme que empiece hablando de un personaje histórico. Lord Palmerston, que fue primer ministro del Reino Unido entre 1855 y 1865. Unos años antes había sido secretario de Asuntos Exteriores, algo así como el ministro de Exteriores. Por lo tanto, es alguien que entendía de diplomacia.
Y una de sus frases más célebres era: “Inglaterra no tiene amigos permanentes, ni enemigos permanentes. Inglaterra tiene intereses permanentes”. ¿Qué esconde esta frase? Una realidad de las relaciones internacionales.
En política interior, la política nacional, se basa en una batalla por el poder político, con las elecciones siempre en mente cuando se trata de hacer política, tomar decisiones en cuanto a las votaciones en un Parlamento o declaraciones en los medios.
Tú eres de un partido y rivalizas con otros partidos. Y se trata de quedar por encima de ellos, criticando básicamente todo lo que hagan por el simple hecho de que es idea del otro partido. Cuando toca buscar alianzas, se hacen con aquellos partidos que te generen las menores contradicciones posibles.
Por recomendaros algún episodio relacionado con este tema, me quedaría con el 467 sobre el concepto de Path Dependency.
Pero las relaciones internacionales no funcionan de la misma manera. Aunque cada país esté gobernado por un gobierno o partido político que se enfrenta a unas elecciones, las relaciones internacionales están protagonizadas por Estados. Por lo que llamaríamos actores internacionales.
Normalmente los actores son Estados y organizaciones como la ONU o la OTAN… los protagonistas, aunque en algún momento también una región o un ente menor tenga protagonismo.
Y los Estados, como tales, no se enfrentan a elecciones. Y diréis: vale, pero los presidentes del gobierno sí. Correcto, pero recordad que cuando llega una campaña electoral hay ciertos temas que el votante tiene más claros y otros que no tanto.
Los temas internacionales un ciudadano medio los ve muy lejanos. A ver, la excepción sería la guerra de Ucrania, pero es una guerra. Cualquier noticia internacional recibe menos visitas en un medio digital si lo comparamos con política nacional. Las conversaciones, las redes sociales… todo, en circunstancias normales, está basado en política nacional y no tanto en política internacional.
Esto hace que la decisión de voto, es decir, los temas o los argumentos que tendremos en cuenta para decidir nuestro voto, no se basen en temas internacionales.
Por tanto, volviendo a nuestro tema: las relaciones internacionales las protagonizan Estados y los que ‘manejan’ esos Estados y esa geopolítica no piensan tanto en las elecciones, porque estos temas internacionales no condicionan tanto el voto.
Por tanto: hay una gran diferencia. En la política internacional se trata de maximizar el beneficio de los países. De conseguir, como decía Lord Palmerston, el máximo de los intereses que un país tenga. Ya sea generar dependencia de otros, maximizar beneficios económicos, tener una posición ventajosa en acuerdos internacionales, estar en las reuniones importantes de la geopolítica, etc. Para conseguir estos objetivos entra en juego la diplomacia. ¿Y eso qué es? Pues la negociación y la relación entre los países a partir de métodos no violentos, sin usar la amenaza ni la coacción.
Y aquí vamos a la otra parte de la frase de Palmerston: la de los amigos y enemigos permanentes. Se trata en cada momento de identificar quién puede ayudarte a conseguir el máximo de tus intereses. Conocer a la vez sus necesidades y sus ventajas y aprovechar al máximo ambas.
Pero especialmente importante es la hipocresía del título del episodio. Quien me lleve a mis objetivos, a mis intereses, sin que yo pierda demasiado, ese será mi aliado… temporal, claro. Es por ello que durante tantos años Rusia no ha podido ser un enemigo claro para la Unión Europea. Porque la dependencia del gas que hay y había en Europa hacía que tan solo una guerra como la actual haga que ya no compense la relación con Rusia.
Pero fijémonos también en Estados Unidos y Venezuela. Enemigos íntimos desde los tiempos de Hugo Chávez, con sanciones económicas, con nulas relaciones comerciales y diplomáticas… y llega la guerra en Ucrania y Estados Unidos llama a la puerta de Venezuela.
¿Y que ha encontrado en Venezuela? ¿Un Nicolás Maduro burlón y haciendo sangre de la situación? Más bien lo contrario.
Venezuela y Estados Unidos unidos… ¿Qué está pasando aquí?
Pues que se necesitan mutuamente. Estados Unidos quiere aislar aún más económicamente a Rusia y quiere prescindir de petróleo ruso. Pero para conseguirlo necesita incrementar la relación con otro país que le pueda ayudar a cumplir ese interés.
Ese interés puede pasar por Venezuela. Un país que, como decíamos, ha protagonizado enfrentamientos diplomáticos y mediáticos con Estados Unidos desde hace muchos años. Porque Estados Unidos sale ganando… y Venezuela también.
¿Hipocresía? Relaciones Internacionales. Y este es solo un ejemplo. Junto al de la Unión Europea como hemos dicho antes. ¿Qué otros se os ocurren?
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